De una cajera de banco y otros motivos para salir de Sevilla si emprendes en Internet

Emprender desde Sevilla es muy bonito. No voy a contar nada de esta ciudad porque quien la conoce y disfruta acaba volviendo; los otros ya viven en ella. Sin embargo, la ciudad carece de un ecosistema notable de emprendedores en el sector online. Hay empresas y personas que ya lo están haciendo, y eso es fenomenal. Casos como deMartina son referentes a nivel nacional. Pero no nos engañemos: es necesario salir con cierta periodicidad a Madrid o Barcelona para vender o mejorar tu trabajo.

No hace mucho una empleada de Cajasol La Caixa reprendió a una compañera de trabajo porque le habían cargado dos veces un producto de Amazon por error. “¡Ay! Si es que en Internet solo se deben comprar billetes de tren de Renfe”, le dijo la señora del banco. Por descontado, los chicos de Amazon (o uno de sus robots) subsanaron el error ajenos a la ignorancia supina de esta persona que, por desgracia, representa a un grupo aún demasiado grande en Andalucía. Si compras en Internet ya estás en el último tercio de “Andaluces avanzados” y eso no indica nada positivo para quienes intentamos crear cosas en este sector. Lo peor: la chica del banco pertenece a un grupo de personas que deberían liderar el conocimiento sobre pagos online, comercio electrónico, etcétera. Debería saber, por ejemplo, que es más probable que te atraquen a cualquier hora en el centro de Sevilla, que sufrir el robo de tu tarjeta en una tienda online (salvo que vayas de kamikaze…).

«Trabajo en Sevilla y vendo en Madrid», me decía hace poco un compañero que tiene una empresa encargada de crear y mantener el software de grandes tiendas online. Otro compañero del colegio desarrolló un sistema de inteligencia vinculado a la geolocalización con el que trabajan muchas empresas farmacéuticas para optimizar rutas comerciales. Es otro genio más como tantos de los que hay en esta tierra. Porque nos sobran genios a la fuga y golpes de pecho, y nos falta cultura en tecnología e innovación.

Por eso ahora estoy moviéndome más por otras ciudades. El otro día estuve en Madrid viendo, entre otras personas, a Nacho de Pinedo, mostrándole Moodyo. Él vio el proyecto -por suerte, ya lo conocía…- e intercambió algunas ideas interesantes con nosotros. No hace demasiado acudimos a Google a una reunión con tiendas (físicas y online) y también pudimos recibir feedback muy interesante de gente que se dedica a lo mismo que nosotros.

En el AVE de vuelta (o en el avión, coche…) siempre la misma sensación: llego a mi ciudad, a mi Sevilla querida, con su buen clima, la familia y su buena gente, pero dejo atrás un mundo lleno de oportunidades y personas que hablan el mismo idioma que yo. Y, lo más importante, dejo a mis espaldas a los consumidores y clientes que realmente necesito en esta fase.

Los principales partners de Moodyo están fuera. Y, ojo, se llevan el dinero de aquí. Unos euros que pagamos gustosos porque nos ofrecen un servicio genial, pero que acaban en Londres, Alemania, Madrid… allí entienden a la primera el concepto que intentamos poner en marcha y tienen la ayuda necesaria. Aquí, en Sevilla y alrededores, obtenemos muchos “Hey, qué chulo, ¿no?”… En esas otras ciudades son  más de aportar con elogios y críticas constructiva del estilo “Es interesante, pero ¿habéis probado a…? ¿podéis proponerle esto a X porque estaba buscando algo similar?…”. Por eso uno de nuestros socios principales está en Mallorca (Enrique Dubois), porque ellos ponen esa visión y esa crítica tan necesaria en estos momentos.

Así que he tomado una doble decisión. La que me deja más tranquilo. “Huir” y montar mi empresa en otra ciudad sería una solución. Egoísta hasta cierto punto, pero una solución. Quedarme y no moverme sería condenar a mis productos -en este caso Moodyo y Twissues– a un proceso de crecimiento excesivamente lento. Así que me moveré pero retomaré la formación y seguiré extendiendo nuestra ayuda a otros emprendedores que buscan asesoramiento por estos lares. Todos tenemos el deber de cambiar esas inercias que hacen de Andalucía una comunidad menos agradable. Si tú eres emprendedor y has detectado/sufrido esta misma situación estás en el deber de colaborar para que consigamos cambiar la tendencia.

¿Acaso no sería bonito tener un Silicon Valley en Andalucía? 

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