Los motivos de Apple para lanzar iWatch en octubre y no antes

Tras varios años de especulaciones, Apple anunció el iPhone el 9 de enero de 2007. Tardó más de seis meses -hasta el 29 de junio de ese año- en ponerlo en el mercado. Solo en Estados Unidos y solo con AT&T.

Google estaba trabajando en su propio teléfono con Android. “Como consumidor estaba impresionado. Quería tener uno de inmediato. Como ingeniero de Google pensé ‘vamos a tener que empezar de nuevo’”, afirma Chris DeSalvo, uno de los ingenieros que se llevó más de dos años trabajando entre 60 y 80 horas semanales para sacar los primeros prototipos Android -arrancaron en 2005- y que vio como aquel anuncio de Steve Jobs iba a cambiarlo todo.

De hecho, Google estaba trabajando en un teléfono nuevo similar a Blackberry, con un teclado físico. “El iPhone fue como un puñetazo en el estómago”, continua DeSalvo.

Navegando unos miles de kilómetros hasta la sede de la multinacional Samsung en el Sur de Korea, las cosas eran aún más distintas.

El Smartphone según Samsung antes y después del iPhone
El Smartphone según Samsung antes y después del iPhone

Ver lo que era un “smartphone” o un teléfono de futuro a ojos de los ingenieros de Samsung a finales de 2006, es la mejor forma de entender que, aunque todos se copian entre sí, lo que hizo Apple fue realmente revolucionario y por ello Google, Samsung y otros no tuvieron más remedio que claudicar y copiar.

Steve Jobs se enfadó por esto. Y mucho. Ya le había ocurrido a principios de los 80 con Microsoft Windows y ahora no iba a dejar que eso se repitiera. En la parte final de la biografía de Jobs, se puede ver como él mismo decía que Apple gastaría hasta el último céntimo -de sus miles de millones de dólares en ‘cash’- en intentar hundir Android. Mucho éxito no ha tenido la maniobra, aunque Samsung lleva pagados varios miles de millones de dólares (y no, no los pagó en céntimos) en los tribunales por violar patentes del gigante de Cupertino.

Lo peor viene por la falta de reconocimiento. Los ‘fandroids’ no admiten que llevan una copia de aquello que Steve Jobs concibió como ‘smartphone’. Eso es peor que tener menos cuota de mercado porque ataca directamente al ego del creador, a su corazón… a su razón de ser. El reconocimiento es, casi siempre, el mejor pago que recibe un inventor.

Así que me cuentan que en Apple han decidido cambiar las cosas. Hace dos años empezaron a hablar de iWatch. Muchos comenzaron a frotarse las manos. En China, los fabricantes de fundas y accesorios piratas veían los pedidos en masa, precontratos para fabricar fundas clonadas, etcétera. Las empresas tecnológicas comenzaron a barruntar grandes beneficios y todos se lanzaron a la carrera de los smartwatches.

Todos, menos Apple.

Con una demanda de mercado cada vez mayor y algunos proyectos como el Pebble en Kickstarter (imagen inferior), Samsung y otras empresas decidieron arriesgar y tirarse a la piscina. ¡Apple no decía por dónde irían sus tiros!

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Solo se conocía que Tim Cook había creado un equipo grande y había dotado al mismo con recursos en abundancia, pero cero datos sobre especificaciones, estética, etcétera. “Si quieren hacer un smartwatch, esta vez tendrán que inventarlo realmente y mostrar al mundo, antes que nosotros, como creen que será…”, pensaron en Apple.

Y eso hizo Samsung, Sony, LG y otras marcas. ¿Resultado? Nada llamativo. Un teléfono con una pantalla reducida o un reloj con la pantalla grande. Ninguna funcionalidad especial. Muy ‘cool’ pero, ¿cubre alguna necesidad realmente importante? No. Los smartwatches actuales son un producto para un nicho muy pequeño y espefíco: el ‘geek’ early-adopter con dinero al que no le gusta Apple.

Mientras tanto, Apple siguió trabajando en algo distinto.

¿Qué preocupa a todo ser humano? La salud. ¿Puede un reloj medir la tensión arterial? No… de forma sencilla. Con la filosofía Jobs en mente, Apple ha trabajado en un reloj que tendrá varios sensores (cuentan que unos 10, aunque no hay confirmación oficial) y que intentará hacer cosas hasta ahora impensables. Medir la temperatura, el pulso y la tensión arterial por el auricular y enviarla a nuestro hospital en caso de que sea necesario un chequeo son algunas de sus funciones. Pero el iWatch irá mucho más allá y, lo mejor, nadie sabe cómo.

Lo bueno es que como consumidor podremos ver qué hace Apple y después ver qué hacen los demás. Será el momento de juzgar y emitir un veredicto. Copiar es malo, pero peor aún es no admitir que uno copia.

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