Cómo manejar la ansiedad para que te ayude a cumplir tus objetivos

Por más que nos parezca algo desorbitado, es solo una pizarra. La forma en la que nos situemos ante ella determinará nuestra capacidad para resolver los problemas que contenga
Por más que nos parezca algo desorbitado, es solo una pizarra. La forma en la que nos situemos ante ella determinará nuestra capacidad para resolver los problemas que contenga

La ansiedad se puede definir de mil formas, aunque por lo general la definimos por sus síntomas más molestos. Falta de aire, insomnio, exceso o ausencia de apetito, ligeros mareos, imposibilidad para concentrarse… Rara es la persona que no la ha tenido durante una época de su vida. Yo mismo la sufrí durante un tiempo y reconozco que puede llegar a ser relativamente incapacitante. Por suerte, aprendí a lidiar con ella, a manejarla e incluso a aprovecharla. Es necesario saber hacerlo para llegar lejos porque en la vida de una startup son muchos los momentos de incertidumbre y cambio que te pueden llevar a sufrir los síntomas de la ansiedad.

La curiosidad me llevó a estudiar en profundidad este problema que sufren hoy en día millones de personas en todo el mundo. Pero como es muy largo explicarlo todo, me iré a un ejemplo común que aprendí leyendo el libro «¿Por qué las cebras no tienen úlcera?«. Pagamos un precio por esa inteligencia que nos diferencia de otros mamíferos. Un conjunto de animales en la selva (por ejemplo, las cebras) pueden estar comiendo en un prado tranquilamente mientras un león está observándolas a 100 metros. El hombre no podría ya que estaría preocupado pensando en otros depredadores. La capacidad de preocuparnos por lo que no tenemos ante nuestros ojos es uno de los motivos que desatan la ansiedad en el hombre.

¿Debemos dejar que nos coma «el tigre»?
¡No! Pero debemos ser conscientes de la existencia de obstáculos y darles su justa importancia. Si no, un pequeño pedacito de nuestro cerebro llamado «amígdala» (no confundir con eso que nos extirparon a algunos de la garganta cuando éramos niños) se encargará de reajustarse a nuestro nuevo «nivel de miedo y preocupación» y se dedicará a ponernos en alerta 24 horas al día. Eso nos llevará a estar con los síntomas molestos -e inofensivos, porque nadie ha muerto nunca por ansiedad– comentados al principio.

¿Cómo lidiar con la ansiedad?

He leído mil fórmulas, y la mayoría de ellas son válidas, pero os pondré como ejemplo las que a mí me funcionaron. La primera, antes que nada, es estar seguro de que eso que tenemos es ansiedad y no alguna patología que realmente pueda estar haciéndonos daño. Para eso, uno va al médico y se hace una serie de pruebas indoloras y rutinarias que le llevarán en un 90{a31a598c08b97e04c471714f0e9a9135ffea9d13036728f66bee3f63eed82732} de los casos a escuchar aquello de «Usted debe relajarse y concederse algo más de tiempo para sí mismo…».

-Ayuda psicológica inicial
Ya sabemos que esta sociedad es un poco reacia a acudir al psicólogo o al psiquiatra. Comprendemos que hay que ir al traumatólogo con un brazo roto, pero cuando se nos «rompe» el cerebro nos da cosa admitir que nos debe ver alguien que comprenda cómo se arregla. Olvídate de esas ideas preconcebidas del siglo pasado y ponte en manos de un buen profesional.

-Dejar de correr mentalmente y empezar a hacerlo físicamente
A menudo me encuentro con personas que viven agobiadas las 24 horas. Yo mismo fui uno de ellos. Y en ocasiones me veo inmerso en una espiral de pensamientos negativos sobre las posibilidades de cerrar o no un contrato, de conseguir a un cliente, y un largo etcétera. Lo bueno es que ya me salta una pequeña alarma en el cerebro que me indica que no estoy pensando como debo. Esos pensamientos que van a la carrera por tu mente no suelen tener un fin claro. Por ello es bueno detenerlos, desmenuzarlos, ver si realmente las consecuencias son tan malas como para estar tan preocupados y estructurar la solución. Por el contrario, correr en la realidad te ayudará mucho. El ejercicio físico es fundamental para llevar mejor la presión del día a día.

-Encuentra eso que te gusta
La ansiedad -y su hermano malo, la depresión- disfrutan con todo lo que no nos gusta. Cuando le cambiamos el paso al cerebro, estamos luchando contra el mal funcionamiento de nuestra cabeza. Tocar la guitarra, hacer puzzles, salir con la bicicleta (mete siempre algo de deporte, aunque no lo practiques demasiado tarde), pasear con un amigo, ver películas o leer libros que nos apasionen pueden ser algunas tácticas para darle oxígeno a la cabeza. Ojo a una trampa absurda que nos ponemos los emprendedores que construimos proyectos online: a mí me encanta programar, diseñar o escribir en el blog. Son tareas que se realizan ante un ordenador y, con demasiada frecuencia, cruzo la línea que separa al hobby del trabajo. Y aunque nuestro «yo» consciente no se dé cuenta, el otro sí lo hace y comienza a trabajar en segundo plano dándole fuerza a nuestras ansiedades. Si estás en el ordenador para divertirte, no hagas nada que se parezca al trabajo. Es difícil, pero hay que intentarlo.

-No pelees contra el insomnio
En la frase «intentar relajarse» hay implícita una paradoja. La relajación implica no hacer nada, e «intentar» conlleva hacer algo. Por eso cuando te concentras en dormirte puedes fallar. Si estás pasando por un período de insomnio no te centres en dormirte. Será peor y lo único que conseguirás es «comer techo». Tampoco te castigues con el famoso bucle «miro el despertador > pienso en que queda menos para despertarme». Ponerse la tele funciona a veces, pero no se suele generar un sueño de calidad. Os cuento lo que a mí me funciona. Una infusión de manzanilla (no tiene por qué ser relajante) una media hora antes de acostarme sirve para calentar el tracto digestivo y relajar la musculatura de nuestra garganta. Si estamos cansados nos vamos a la cama, pero si después de un tiempo prudencial no caemos en los brazos de Morfeo, lo mejor es levantarnos y coger un libro en una posición erguida. Es ideal sentarse en el sofá a leer con buena luz hasta que el cansancio te tumbe realmente.

Meditar es realmente sencillo. Para hacerlo no es necesario irse a una isla desierta...
Meditar es realmente sencillo. Para hacerlo no es necesario irse a una isla desierta…

-Meditación, meditación, meditación…
Hay mucho mito en torno a la meditación. Por eso es bueno leer a gente como el profesor Lorin Roche, especialistas en enseñarte a meditar sentado en el sofá de tu casa, dedicando a ello no más de 15 o 20 minutos. De esa forma te quitarás de encima la excusa de «es que necesito tiempo para meditar» o «meditar es complicado». ¡Complicados son tus pensamientos! Meditar es cuestión de práctica y te ayudará a mejorar mucho tu rendimiento.

-Corta con las cosas que te causan frustración
En el camino hacia la meta que has elegido puede haber obstáculos. El más grande de ellos es encontrarte en la carretera equivocada, porque ésta lleva a cumplir los sueños de otra persona. Escribe en un papel aquello que no te hace feliz. ¡Ya sé que esto te lo han dicho más veces! Pero, ¿te has parado a hacerlo? Y, ¿lo has combinado con todo lo anterior? ¿No? Pues estás tardando. Nos quedamos a veces con una pareja no deseada por miedo a hacerle daño, y permanecemos en algunos trabajos porque nos engañamos con aquello de «no hay otra salida». Siempre hay una salida. Únicamente hay que echarle valor y abrir la puerta. Con el paso de los meses verás que acertaste y, en el peor de los casos, hay otros trabajos en el mundo. Es más que probable que fueras feliz en tu vida antes de ocupar ese puesto que ahora te frustra.

-No busques en Internet cosas sobre la ansiedad
Esto es una paradoja. Sobre todo porque has podido llegar a este post gracias a un buscador. Pero hazme caso y deja de buscar en Google cosas como «Ansiedad Síntomas», «Cómo acabar con la ansiedad», etcétera. En muchas ocasiones acabarás en foros donde alguien que entró por un simple ataque de pánico acaba recibiendo una receta de otros «amigos virtuales» para pasar por una máquina de Rayos X para encontrar un posible tumor cerebral. No tienes nada, y eso cuesta aceptarlo…Lo sé.

Como última nota, piensa en tu cerebro como una CPU que utiliza su potencia para lo que quiere y en la amígdala como un pequeño periférico que sirve como termostato de la ansiedad. No te asustes por la sintomatología y piensa que es probable que sufras con los nervios porque nadie te ha enseñado cómo se manejan ciertas situaciones.

Eres el dueño de tu potencia cerebral, así que aprovéchala para lo que te dé la gana pero, por favor, no la desperdicies con nervios que no acaban en nada productivo.

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Título
Cómo manejar la ansiedad para que te ayude a cumplir tus objetivos
Descripción
La ansiedad es un problema que surge por no controlar a tiempo los miedos y problemas que surgen alrededor. Por suerte, es posible entrenar nuestra mente para poder sobrellevarla y aprovechar los nervios de forma positiva.
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