No me gustan los planes de negocio. Es mejor dejarlo claro al principio para que nadie se lleve a engaño, y así puedan dejar de leer aquellos que piensen que una empresa no puede salir adelante sin 60 folios llenos de argumentos e hipótesis económicas.
No me gustan los planes de negocio porque me gusta más ver a las personas que hay detrás de ellos. Valores como la ilusión, la implicación, el brillo de los ojos al hablar de tu idea, las horas que dedicas a hacer deporte o cómo influye en ti que las acciones de Facebook se desplomen, nunca aparecerán en este tipo de documentos.
Pero no nos engañemos. Son necesarios. Sobre todo al principio. Sirven para analizar el mercado e intentar trazar una ruta que debe parecerse al camino que piensas iniciar.
El plan de negocio de El Desmarque (www.eldesmarque.es) se hizo en una servilleta y se selló con 49 euros (lo que costaba pagar el primer mes de servidor). Hasta que no llevábamos 3 años no hubo ningún tipo de documento que indicara hacia dónde iba la empresa. Hoy tiene 43 redactores y sedes en Sevilla, Bilbao, Málaga, Huelva y Cádiz y sigue en expansión. Nunca vi una tabla de Excel cuando solicité a su equipo entrar en el accionariado. Ni me interesaba. Ni la tenían. Ni hacía falta. Vi a un equipo ilusionado, con gente joven y que se divertía haciendo un trabajo que, a veces, puede ser muy ingrato.
Sin darnos cuenta estábamos llevando a cabo eso que se llama el “Producto Mínimo Viable”: 6 amigos periodistas, uno de ellos con conocimientos de Internet, que instalan un gestor de contenido de código abierto y se lanzan con una página muy sencilla que informa de Betis, Sevilla y Cajasol. Como “extra”, una sección para lectores. Coste total para iniciar el experimento: 49 euros. Agosto de 2006. Y funcionó. A la semana cambiamos de servidor. A las 3 semanas hubo que migrar a un servidor dedicado. Desde entonces, no ha parado de crecer. Hoy tiene más de 80.000 lectores diarios.
Ni una sola empresa habría dado un préstamo o una inversión para aquel proyecto que, desde el año 1, comenzó a arrojar cierta rentabilidad. Dinero que se reinvirtió, y así continuamos, en eso que los profesionales llamarían “expansión”, “I+D+i”…y otros palabros que se pueden englobar dentro de “Avanzar”.
No había plan de negocio, los integrantes -con la excepción de quien suscribe, y que aún tenía, y tiene, un mundo por aprender…- no conocían mucho el sector online y todo era una aventura por descubrir. Pero, ¿cuál era el punto fuerte? Las ganas. Un intangible que vale oro.
Muchos de los grandes negocios que conozco han nacido y crecido así: una idea, un buen equipo, ilusión y una inversión mínima. Al contrario no funciona. Si tienes dinero y tienes que ponerte a hacer un equipo y buscar algo que funcione no lo tendrás fácil. ¿Twitter? Sí, es la excepción que confirma la regla. Evan Williams, Jack Dorsey y compañía tenían 5 millones de dólares, no sabían qué hacer con ese dinero en Odeo y se les acababa el tiempo. Pero ya venían de vender una plataforma de blogs a Google así que no eran, precisamente, novatos.
Los planes de negocios en Internet tienen como principal hándicap el factor “tiempo”. No han terminado de redactarse cuando ya son obsoletos. Twitter tiene 400 millones de usuarios…no, 500…no, 600… Y Facebook tiene 900 millones…no, 1.000 y vale en bolsa menos de la mitad de lo que valía cuando comenzó su IPO. Las cifras sobre previsiones de eCommerce a nivel global varían cada año. España estaba muy atrás en comercio online en Europa y ahora es el tercer país, a pesar (o gracias a) la crisis. Google saca Google+ sin avisar y siempre estará ahí para intentar hacer lo que tú haces mejor que tú, más rápido y gratis. ¿Alguno os atrevéis a decir si Facebook seguirá siendo la red social líder dentro de 2 años? Imaginad hacer un plan de negocios a 5 años contemplando a la red social de Zuckerberg como competidor o partner. ¿Y si Amazon es, en 5 años, competencia directa de Mercadona? Probablemente sea así.
«Ok, pero ¿habrá algo a lo que agarrarse?», es una pregunta clásica entre analistas económicos cuando se enfrentan a un plan de negocios para un proyecto online. Sí, el equipo, sus ganas y su capacidad para girar el timón a tiempo si hace falta. Lo demás es pura ciencia-ficción.
Evidentemente, hay planes de negocios que llegan a ser consistentes a base de dar mucho la lata, recortar, ampliar y conseguir situar tus objetivos en un camino relativamente “estable”.
En nuestro caso, redactar el plan de negocio de Moodyo Enterprises nos llevó 12 meses. Se hicieron varios borradores, 3 versiones “definitivas” y una última, estable, que sigue vigente tras varios meses. Pero costó, ¿eh? Cuando dos analistas que llevan muuuuuchos años haciendo este tipo de documentos (con bastante éxito, por cierto) se pusieron a ver las magnitudes se quedaron un poco “a cuadros”. Todo en Internet es desproporcionado cuando funciona bien. Intenta explicar que pasas de, por ejemplo, 30.000 a 11.000.000 de usuarios en menos de 2 años y que tus beneficios pueden superar los 50 millones de euros sin que todo el mundo te mire y te diga: “Vale, y ahora dejémonos de bromas” (No son los números de Moodyo, tranquilos…).
Así que tu primera tarea, si quieres convencer aunque sea a tu economista, es cargarte de argumentos (la historia de Facebook, Foursquare, Twitter y, por supuesto, otros más pequeños pero igualmente válidos como Tuenti o BuyVIP son un buen punto de partida) para poder sustentar tus hipótesis de crecimiento.
Y, ¿qué es lo que nunca saldrá en un plan de negocio? Muchas cosas. Casi todas relacionadas precisamente con la “gasolina” que hace triunfar las ideas. Tu capacidad para hacer frente a un contratiempo importante, tu voluntad y capacidad para seguir adelante -o, llegado el caso, abandonar a tiempo-, lo bueno o malo que eres para dirigir a un equipo de personas y motivarlos, el nivel de curiosidad que te lleva a ir por delante de los demás conociendo a esa pequeña startup rusa a la que, llegado el caso, podéis utilizar como partner, los “ases” en la manga (fundamental) que iluminan la cara de tus compañeros cuando todo parece torcerse… Podría seguir, pero creo que todos nos hacemos una idea.
Por eso no me gustan los planes de negocio. Los creo necesarios y sirven para aprender terminología y pautas que habrás de utilizar posteriormente en muchas ocasiones. Hay que saber hacer un balance o, al menos, interpretarlo correctamente. Es necesario conocer los costes salariales completos, la media salarial para cada categoría profesional, etcétera. Elaborar el DAFO (probablemente lo más interesante y donde más tiempo debes gastar…) es algo que te bajará al suelo en muchos casos, pero si no lo haces bien y dedicándole las horas necesarias, te encontrarás con que había varias “debilidades” y “amenazas” que no contemplaste.
Si algunos tenéis dudas al respecto de alguna idea o, en general, sobre cualquier aspecto relacionado con vuestra startup, podéis contactar conmigo en jpadilla@moodyo.com o, en Twitter, @elpady.