– Entonces, papá ¿cómo era eso que os hacían antes para saber si la sangre estaba en buen estado?
– Jaja. “Analítica”, se llama “analítica”. Se introducía una aguja en una vena traspasando la piel y se llenaba…
– ¡Puaj! Qué dolor papá. ¿Cómo aguantabais eso?
– Era normal, hijo. Tampoco era tan doloroso…
– ¿Que no? No me lo creo Seguir leyendo «En el futuro (I): Las analíticas de sangre»