#MoodyoNYC: El aire acondicionado que quería volar

Amparo sujetando el aire acondicionado por el cable
Amparo sujetando el aire acondicionado por el cable

En España tenemos la insólita costumbre de ventilar las habitaciones cuando nos levantamos. Digo “insólita” porque en nuestro piso está prohibido. El cuarto que compartimos Ampa y yo tiene la típica calefacción de vapor y, pegado a la ventana, un aparato de aire acondicionado instalado al más puro estilo Pepe Gotera y Otilio. Con “pegado” quiero decir “pegado con cinta de precintar cutre”. No cinta americana, a lo McGyver -que habría tenido hasta su glamour- sino el clásico pedazo de tira marrón que sirve para cerrar cajas de cartón.

El caso es que Ampa y yo notábamos desde hace unos días que entraba algo de frío por la ventana. No eché demasiado cuenta ya que ella es bastante friolera. Sin embargo, la realidad le ha dado hoy la razón tras intentar abrir la ventana para que entrara algo de aire después de levantarnos. Menudo error.

Tras subir la hoja de un tirón, el aire acondicionado quedó absolutamente liberado para saltar al abismo desde el segundo piso (un primero en España). Y lo hizo. Entonces Ampa salió volando, literalmente, para agarrar el cable de corriente. Lo consiguió y así, al más puro estilo “Esta casa es una ruina”, el aparato quedó suspendido parcialmente, homenajeando al clásico coche de película que, asido al borde levemente, se balancea con el bueno dentro y el malo fuera observando con una malévola carcajada.

Rápido salté para agarrar el cacharro y Lolo vino del salón al oír que algo pasaba en la habitación. Tras unos minutos maniobrando, rehaciendo la chapuza, estabilizando la constantes vitales del aire acondicionado suicida, e indignándonos porque la máquina estaba enganchada al borde inferior de una ventana a medio abrir, conseguimos dejarlo todo en su sitio.

Como se puede apreciar en la foto, el material avanzado con el que se había perseguido el aislamiento del sistema era un pedazo de toalla en la parte derecha y cinta de precintar alrededor. El asunto “tornillos” imaginamos que lo dejaron para una segunda fase más profesional.

Una anécdota que, para no olvidar, la hemos dejado aquí en el blog.

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