Recordando a José Manuel Otero, compañero de ABC

Parece que fue ayer cuando José Manuel Otero me llamó para que le ayudara con la compra de un ordenador para su hijo. A finales del verano pasado su voz sonaba fenomenal después de un tiempo sin hablar con él en persona.

José Manuel OteroUn par de meses después, en noviembre, me pasé por la Redacción una noche para acompañar a Amparo. Veníamos de cubrir un macabro suceso y me enteré, en la mesa de Cierre -¡cómo se echan de menos las noches en la sección donde todo el mundo es bienvenido, donde todo se ríe, se recuerda y se trabaja!- que Otero estaba pasando un trago bastante amargo. No pintaba bien, pero a José Manuel siempre le conocí con el ‘modo superviviente’ activado. Seguir leyendo «Recordando a José Manuel Otero, compañero de ABC»

#MoodyoNYC: ¿Qué tiene Nueva York para los emprendedores? (Que no tenga España)

En este último mes he podido constatar una realidad aplastante: no hay ecosistema emprendedor que corra tanto como el neoyorquino (con el permiso de Silicon Valley…). Si estás en Sevilla habrás notado como al coger el AVE y plantarte en Madrid descubres que hay mil oportunidades más que en la capital andaluza. Hay encuentros de networking casi todos los días, inversores dispuestos a escucharte y presencia de algunas empresas como Google o Facebook. En Londres, Berlín, Dublin o Zurich esa sensación es aún mayor. Pues bien, nada de eso se acerca a lo que puedes experimentar en Nueva York. No se trata del efecto “Paco Martínez Soria”, para aquellos que puedan pensar que estoy bajo el hechizo de la Gran Manzana. Para que se entienda mejor, paso a explicar mi experiencia en estos días.

Solo tenéis que buscar en Google (como hice yo) por “New York Startups”, “New York Incubators”, etcétera y comprender la dimensión del asunto. Desde que vinimos a Startup Alley hemos tenido la oportunidad de hablar con algunos de los “grandes” que invierten en la red. En eso también son únicos. Al llegar a Nueva York tienes que hacer lo mismo que con la ropa cuando vas a la tienda Nike: pensar que aquí una talla “L” es verdaderamente grande.

En España la inversión de un business angel suele oscilar entre los pocos mil euros y los 200 mil en el mejor de los casos. A partir de ahí casi todo es VC si hay suerte. Bien, aquí es distinto. Si necesitas, por ejemplo, 500-600 mil dólares, te dicen que busques a un angel o super-angel (no conocía esto último) porque para una entidad de capital riesgo eso es muy poco dinero. Pero aún en ese caso, la flexibilidad y la fortaleza sale a relucir. “Nuestras inversiones van desde los 100.000 a los 6 millones de dólares”, comentaba el otro día un partner de una importante firma que busca startups con potencial y que tiene su base en New Jersey.

Los inversores con los que hemos hablado hasta ahora en España siempre nos hablan de 2 millones de euro casi como una cifra “tope” y para recibir ese dinero debes haber demostrado la misma tracción que un fórmula 1 con 1.000 CV. Aquí eso también es distinto -y a veces un poco demencial- ya que puedes encontrar casos donde se invierten 3 millones de dólares en una buena idea que tiene detrás a un buen equipo. Sin más. Igualito que en España…

Un día recuerdo que casi me levanto de una reunión en la que nos pidieron “tracción” cuando:

1) Estábamos pidiendo una cantidad pequeña de dinero

2) No podíamos conseguir tracción sin el producto, y éste requería a un equipo mayor para desarrollarlo incluso como PMV (Producto Mínimo Viable).

3) Yo había desembolsado un capital que demostraba mi apuesta por el proyecto

4) Poseía experiencia previa en creación de empresas online con beneficios

5) Teníamos un buen equipo

En otras palabras, Amazon (8 años seguidos con pérdidas en sus inicios) no podría haber nacido nunca en España porque los inversores se habrían ido a otro sitio en busca de beneficios más rápidos en detrimento de la apuesta por la innovación. A lo mejor hoy en día la cosa habría sido distinta, pero hablamos de 1995… Por suerte para los consumidores, en Estados Unidos había inversores que sí confiaron en Jeff Bezos.

Pero no es una cuestión de dinero o, mejor dicho, no solo de dinero. Tampoco de tecnología. En España hay ingenieros increíbles y tenemos acceso prácticamente a lo mismo que en Estados Unidos. Sin embargo, solo Facebook, ha sacado desde 2005 tecnologías de bases de datos como Cassandra (que utilizamos en Twissues para almacenar decenas de millones de tweets), compilación de PHP en tiempo real con HipHop PHP, etcétera. Todo porque se fomenta la innovación y después se exporta. Forma parte de la cultura. Aquí son conocedores de su papel como motor y por ello crean soluciones. Por eso nacieron en Estados Unidos Foursquare, Tumblr, Kickstarter y otras tantas.

Lo siguiente será la publicidad en Tumblr. Aquí no se habla de otra cosa y las agencias ya se están posicionando para acceder a un target más que apetecible: jóvenes que alimentan la nueva generación de blogs, mucho más flexible que la tradicional. Más de 100 millones de usuarios les avalan.

Un asunto que me ha llamado mucho la atención es la receptividad a ideas y equipos del extranjero. Nadie te pone pegas por ser de aquí o allá. Eso sí, te piden que te vengas aquí y montes algo grande. No quieren invertir en una empresa que estará en el extranjero, sino en una cuyos beneficios se puedan sentir también en el tejido socioeconómico de Nueva York y, por ende, de Estados Unidos. No les importa si dejas parte de la producción técnica en otro país, pero el “business development” se viene aquí. Y lo hacen porque es el sitio donde se puede aprovechar la maquinaria que ya existe de agencias de publicidad (son increíbles, con un personal muy formado y con sistemas innovadores como el RTB muy bien aprovechados…), proveedores, inversión, marketing…

¿Inconvenientes? Claro que los hay y seguro que se podría hacer otro post con ellos. Uno de los más importantes para una startup es la escasez de ingenieros y que estos tienen una volatilidad enorme con salarios por encima, en el mejor de los casos, de los 100.000 dólares. Esta semana hemos conocido a algunos que superan los 150.000 y ya se habla de los representantes de ingenieros informáticos como una tendencia “cool”. Una locura.

#MoodyoNYC: And what do you do?

Recuerdo uno de mis primeros trabajos. Teleoperador con Estratel (empresa extinguida de Telefónica). Cada tarde tenía que decir aquello de “Buenas tardes, soy Javier Padilla del Servicio de Atención al Cliente de Telefónica, ¿podría hablar con el responsable de la línea?”. Me sabía el argumentario de memoria de tal forma que casi no necesitaba leer lo que ponía en pantalla cuando iba pulsando opciones en función de la respuesta del interlocutor. Todo por 53.000 pesetas al mes (318€) que me causaban profunda felicidad por el enorme esfuerzo que suponía ganármelas.

En estos días he memorizado, pulido y desplegado unas 100 veces el mismo mensaje:

«Moodyo connects the dots between consumers, vendors, brands and trendsetters. We provide a …»

Aquí todo el mundo sigue una pauta más o menos similar al ritual de apareamiento. Estás en un bar. Miras. Te miran. Sonríes. Te acercas. Sacas tu iPad. Él o ella pregunta “What do you do?” con una sonrisa. Y entonces comienzo con la frase de antes, continúo con que nos queremos mover a Nueva York en la parte de Business Development y les enseño el panel de Moodyo Insights para dejarles una sonrisa en la cara.

Al menos hemos superado la primera fase. Todos nos piden, tras la presentación, el deck, las previsiones, etc. Distinto es lo que hagan después con él, pero ese obstáculo inicial parece que ya hemos aprendido a salvarlo.

Confirmo que estas claves (ya he hablado anteriormente de esto) son básicas para salir airoso de tu primer encuentro con posible partner o inversor:

1) Define tu startup en una frase cortita que tiene el primer punto y seguido bastante cerca del inicio. En función de la reacción inicial piénsate si sigues desmenuzando o no.

2) Compárate con algo muy conocido si eso te ayuda, aunque ten cuidado: “Facebook for shoppers”, “Pinterest for Smart Shoppers”, …  suena muy bien pero según el tono puede resultar pretencioso. Si ves que tu interlocutor es un inversor no especializado en social ecommerce y demás, utilízalo sin problema y con mesura.

3) Ten muy claro qué quieres y qué darás a cambio. “Moverme a Nueva York y para ello necesito X dinero e Y recursos a cambio de Z cosa”.

4) No te asustes cuando te manden un NDA (confidencialidad) por email. Eso ya es una buena señal para indicarte que van a compartir lo que has mandado y ver si tienes algo interesante para ellos o no.

5) Sonríe < Mandatory

6) No todo es dinero. Recuerda que un partner que te ofrezca, por ejemplo, alojamiento para bases de datos Cassandra a bajo precio -o gratis- por ser una startup, también te estará ayudando. Y un contacto lleva a otro, y a otro,…

No olvides tus tarjetas. Te lo dice alguien que siempre las olvida…

And, what do you do?

#MoodyoNYC: Excursión a Staten Island y puente de Brooklyn

#MoodyoNYC: Excursión a Staten Island y puente de Brooklyn

Imágenes de la noche que pasamos de descanso visitando algunas partes de la ciudad. Nos llamó mucho la atención el estado en el que se encuentra el metro por la zona de Brooklyn. El huracán Sandy dejó la zona realmente afectada y las inundaciones produjeron un notable deterioro en el entorno.

#MoodyoNYC: Times Square y la publicidad interactiva

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Desde que Rudolph Giuliani decidiera a mediados de los 90s limpiar Times Square de droga, delincuencia y salas de cine porno, la plaza neoyorquina ha evolucionado hasta convertirse en un lugar excelente para hacer experimentos de marketing, flashmobs, publicidad interactiva y todo tipo de campañas de comunicación que se salen de lo habitual y pueden ser admiradas por personas de todas las edades. Seguir leyendo «#MoodyoNYC: Times Square y la publicidad interactiva»

#MoodyoNYC: El aire acondicionado que quería volar

Amparo sujetando el aire acondicionado por el cable
Amparo sujetando el aire acondicionado por el cable

En España tenemos la insólita costumbre de ventilar las habitaciones cuando nos levantamos. Digo “insólita” porque en nuestro piso está prohibido. El cuarto que compartimos Ampa y yo tiene la típica calefacción de vapor y, pegado a la ventana, un aparato de aire acondicionado instalado al más puro estilo Pepe Gotera y Otilio. Con “pegado” quiero decir “pegado con cinta de precintar cutre”. No cinta americana, a lo McGyver -que habría tenido hasta su glamour- sino el clásico pedazo de tira marrón que sirve para cerrar cajas de cartón. Seguir leyendo «#MoodyoNYC: El aire acondicionado que quería volar»