La importancia de la música que se escucha en una ‘startup’

Desde muy pequeño todas mis historias tienen como fondo alguna banda sonora. Mi madre tenía un maravilloso equipo de música fabricado, componente a componente, por mi padre a principios de los 80. En él escuchaba Supertramp, Roberta Flack, Carly Simon, Michael Jackson y un largo etcétera de intérpretes y grupos que me hicieron amar este arte.

Me despierto cada mañana con una canción en la mente, tarareando tonadas de diversa índole y, en los ratos “libres”, toco la batería (bien) o la guitarra eléctrica (mal). Según Enrique Dubois, “casi todos los emprendedores son corredores o músicos”. Estoy de acuerdo. La mayoría de los que conozco hacen una cosa o la otra (o las dos).

La música juega un papel fundamental en los estados de ánimo. Las tribus ya conocían los efectos que provoca en el subconsciente determinado ritmo de bongos. La música ayuda a inducir con mayor velocidad estados de euforia, tranquilidad o tristeza. Por ello no hay un buen director de cine que renuncie a una gran banda sonora. John Williams, Ennio Morricone o Michael Giacchino han conseguido grabar en nuestras mentes maravillosas composiciones vinculadas a escenas históricas.

Por eso mi subscripción a Spotify es uno de mis mayores activos dentro de la oficina. El “garaje” de 3dsignia, donde nacieron Moodyo y Twissues, no tiene muros separadores. Sesenta metros cuadrados diáfanos con el techo alto y grandes ventanas a pie de calle. Por ello, cuando alguien pone música, todos debemos escucharla. El turno de DJ se respeta. Aunque, entre nosotros, me encanta ser el pinchadiscos.

Durante 2012, mientras desarrollamos Moodyo hemos escuchado mucha música de David Bowie, REM, Serena Ryder, Counting Crows, Rufus Wainwright, Tears for fears, Kaiser Chiefs, Weezer… Tenéis la lista aquí por si os queréis suscribir MoodyoDev 2012 (Sí, también hay algo español…).

A veces mantengo divertidas discusiones con otros compañeros que simpatizan con Melendi y otros tipos de música más dada a cualquier cosa menos a la creación de algo interesante (perdón a Melendi, porque como persona me cae genial desde que veo La Voz…). No creo que sea posible desarrollar una idea de forma decente escuchando un estribillo que dice “Esa Juana sin arco, ese Bill sin Gates…”, por ejemplo. De la misma forma tampoco creo que vaya bien poner un disco entero de un artista o grupo potente como Metallica, por mucha calidad que tengan sus álbumes. En el lado contrario, Enya gusta muchísimo un rato. Cuando llevas una hora escuchándola puedes haber dado con la cabeza en el teclado o estar a demasiados kilómetros -intelectualmente hablando- de tu mesa de trabajo.

En mi caso particular me gustan las listas balanceadas. Se trata de poner música que vaya produciendo distintos efectos en las personas que te rodean y en ti mismo.

Algunas tardes empezamos con Space Oddity (David Bowie), que tiene un arranque muy pausado y unos arreglos, nunca mejor dicho, estratosféricos. Para despegarnos las pestañas algunas mañanas y darle fuerza a la sonrisa con la que uno debe llegar a trabajar, ponemos muchas veces Good Morning Sunshine (versión Serena Ryder), un soplo de aire musical, con una instrumentación de fondo que puede teletransportarte a la playa incluso.

Los anuncios son una enorme fuente de sonidos que te ayudarán a crear buen ambiente. Meravigliosa Creatura, utilizada hace algunos años en un spot de Fiat, e interpretada por Gianna Nannini tiene una melodía dulce y un tono de voz que ayuda a mantener la concentración al mismo tiempo que provoca esa chispa de emoción que contribuye a ser más creativo. 

A media tarde recurro en ocasiones a cantautores y grupos españoles como Ismael Serrano, Tontxu o Vetusta Morla. No aconsejo una dosis de más de una canción de cada uno de ellos. Son muy buenos, pero pueden llegar a resultar excesivamente repetitivos por el tono con el que cantan y componen. 

Piezas de Björk, Madness, Red Hot Chili Peppers, Crash Test Dummies, Supergrass o The Police son casi obligadas. Las más conocidas ayudan a subir y bajar el ritmo medio de la sesión que hayas creado.

Finalmente, hay que meter de vez en cuando un poco de caña con la música actual. Ne-Yo, Rihanna, David Guetta, Kesha o, incluso, PSY con su Gangnam Style pueden venir muy bien a un volumen adecuado para provocar en el grupo un pequeño “subidón”. Recuérdalo: la música puede ayudar a modificar positivamente el ambiente de tu oficina. No renuncies a una herramienta tan barata y efectiva.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.