#MoodyoNYC: ¿Qué tiene Nueva York para los emprendedores? (Que no tenga España)

En este último mes he podido constatar una realidad aplastante: no hay ecosistema emprendedor que corra tanto como el neoyorquino (con el permiso de Silicon Valley…). Si estás en Sevilla habrás notado como al coger el AVE y plantarte en Madrid descubres que hay mil oportunidades más que en la capital andaluza. Hay encuentros de networking casi todos los días, inversores dispuestos a escucharte y presencia de algunas empresas como Google o Facebook. En Londres, Berlín, Dublin o Zurich esa sensación es aún mayor. Pues bien, nada de eso se acerca a lo que puedes experimentar en Nueva York. No se trata del efecto “Paco Martínez Soria”, para aquellos que puedan pensar que estoy bajo el hechizo de la Gran Manzana. Para que se entienda mejor, paso a explicar mi experiencia en estos días.

Solo tenéis que buscar en Google (como hice yo) por “New York Startups”, “New York Incubators”, etcétera y comprender la dimensión del asunto. Desde que vinimos a Startup Alley hemos tenido la oportunidad de hablar con algunos de los “grandes” que invierten en la red. En eso también son únicos. Al llegar a Nueva York tienes que hacer lo mismo que con la ropa cuando vas a la tienda Nike: pensar que aquí una talla “L” es verdaderamente grande.

En España la inversión de un business angel suele oscilar entre los pocos mil euros y los 200 mil en el mejor de los casos. A partir de ahí casi todo es VC si hay suerte. Bien, aquí es distinto. Si necesitas, por ejemplo, 500-600 mil dólares, te dicen que busques a un angel o super-angel (no conocía esto último) porque para una entidad de capital riesgo eso es muy poco dinero. Pero aún en ese caso, la flexibilidad y la fortaleza sale a relucir. “Nuestras inversiones van desde los 100.000 a los 6 millones de dólares”, comentaba el otro día un partner de una importante firma que busca startups con potencial y que tiene su base en New Jersey.

Los inversores con los que hemos hablado hasta ahora en España siempre nos hablan de 2 millones de euro casi como una cifra “tope” y para recibir ese dinero debes haber demostrado la misma tracción que un fórmula 1 con 1.000 CV. Aquí eso también es distinto -y a veces un poco demencial- ya que puedes encontrar casos donde se invierten 3 millones de dólares en una buena idea que tiene detrás a un buen equipo. Sin más. Igualito que en España…

Un día recuerdo que casi me levanto de una reunión en la que nos pidieron “tracción” cuando:

1) Estábamos pidiendo una cantidad pequeña de dinero

2) No podíamos conseguir tracción sin el producto, y éste requería a un equipo mayor para desarrollarlo incluso como PMV (Producto Mínimo Viable).

3) Yo había desembolsado un capital que demostraba mi apuesta por el proyecto

4) Poseía experiencia previa en creación de empresas online con beneficios

5) Teníamos un buen equipo

En otras palabras, Amazon (8 años seguidos con pérdidas en sus inicios) no podría haber nacido nunca en España porque los inversores se habrían ido a otro sitio en busca de beneficios más rápidos en detrimento de la apuesta por la innovación. A lo mejor hoy en día la cosa habría sido distinta, pero hablamos de 1995… Por suerte para los consumidores, en Estados Unidos había inversores que sí confiaron en Jeff Bezos.

Pero no es una cuestión de dinero o, mejor dicho, no solo de dinero. Tampoco de tecnología. En España hay ingenieros increíbles y tenemos acceso prácticamente a lo mismo que en Estados Unidos. Sin embargo, solo Facebook, ha sacado desde 2005 tecnologías de bases de datos como Cassandra (que utilizamos en Twissues para almacenar decenas de millones de tweets), compilación de PHP en tiempo real con HipHop PHP, etcétera. Todo porque se fomenta la innovación y después se exporta. Forma parte de la cultura. Aquí son conocedores de su papel como motor y por ello crean soluciones. Por eso nacieron en Estados Unidos Foursquare, Tumblr, Kickstarter y otras tantas.

Lo siguiente será la publicidad en Tumblr. Aquí no se habla de otra cosa y las agencias ya se están posicionando para acceder a un target más que apetecible: jóvenes que alimentan la nueva generación de blogs, mucho más flexible que la tradicional. Más de 100 millones de usuarios les avalan.

Un asunto que me ha llamado mucho la atención es la receptividad a ideas y equipos del extranjero. Nadie te pone pegas por ser de aquí o allá. Eso sí, te piden que te vengas aquí y montes algo grande. No quieren invertir en una empresa que estará en el extranjero, sino en una cuyos beneficios se puedan sentir también en el tejido socioeconómico de Nueva York y, por ende, de Estados Unidos. No les importa si dejas parte de la producción técnica en otro país, pero el “business development” se viene aquí. Y lo hacen porque es el sitio donde se puede aprovechar la maquinaria que ya existe de agencias de publicidad (son increíbles, con un personal muy formado y con sistemas innovadores como el RTB muy bien aprovechados…), proveedores, inversión, marketing…

¿Inconvenientes? Claro que los hay y seguro que se podría hacer otro post con ellos. Uno de los más importantes para una startup es la escasez de ingenieros y que estos tienen una volatilidad enorme con salarios por encima, en el mejor de los casos, de los 100.000 dólares. Esta semana hemos conocido a algunos que superan los 150.000 y ya se habla de los representantes de ingenieros informáticos como una tendencia “cool”. Una locura.

#MoodyoNYC: And what do you do?

Recuerdo uno de mis primeros trabajos. Teleoperador con Estratel (empresa extinguida de Telefónica). Cada tarde tenía que decir aquello de “Buenas tardes, soy Javier Padilla del Servicio de Atención al Cliente de Telefónica, ¿podría hablar con el responsable de la línea?”. Me sabía el argumentario de memoria de tal forma que casi no necesitaba leer lo que ponía en pantalla cuando iba pulsando opciones en función de la respuesta del interlocutor. Todo por 53.000 pesetas al mes (318€) que me causaban profunda felicidad por el enorme esfuerzo que suponía ganármelas.

En estos días he memorizado, pulido y desplegado unas 100 veces el mismo mensaje:

«Moodyo connects the dots between consumers, vendors, brands and trendsetters. We provide a …»

Aquí todo el mundo sigue una pauta más o menos similar al ritual de apareamiento. Estás en un bar. Miras. Te miran. Sonríes. Te acercas. Sacas tu iPad. Él o ella pregunta “What do you do?” con una sonrisa. Y entonces comienzo con la frase de antes, continúo con que nos queremos mover a Nueva York en la parte de Business Development y les enseño el panel de Moodyo Insights para dejarles una sonrisa en la cara.

Al menos hemos superado la primera fase. Todos nos piden, tras la presentación, el deck, las previsiones, etc. Distinto es lo que hagan después con él, pero ese obstáculo inicial parece que ya hemos aprendido a salvarlo.

Confirmo que estas claves (ya he hablado anteriormente de esto) son básicas para salir airoso de tu primer encuentro con posible partner o inversor:

1) Define tu startup en una frase cortita que tiene el primer punto y seguido bastante cerca del inicio. En función de la reacción inicial piénsate si sigues desmenuzando o no.

2) Compárate con algo muy conocido si eso te ayuda, aunque ten cuidado: “Facebook for shoppers”, “Pinterest for Smart Shoppers”, …  suena muy bien pero según el tono puede resultar pretencioso. Si ves que tu interlocutor es un inversor no especializado en social ecommerce y demás, utilízalo sin problema y con mesura.

3) Ten muy claro qué quieres y qué darás a cambio. “Moverme a Nueva York y para ello necesito X dinero e Y recursos a cambio de Z cosa”.

4) No te asustes cuando te manden un NDA (confidencialidad) por email. Eso ya es una buena señal para indicarte que van a compartir lo que has mandado y ver si tienes algo interesante para ellos o no.

5) Sonríe < Mandatory

6) No todo es dinero. Recuerda que un partner que te ofrezca, por ejemplo, alojamiento para bases de datos Cassandra a bajo precio -o gratis- por ser una startup, también te estará ayudando. Y un contacto lleva a otro, y a otro,…

No olvides tus tarjetas. Te lo dice alguien que siempre las olvida…

And, what do you do?

#MoodyoNYC: El aire acondicionado que quería volar

Amparo sujetando el aire acondicionado por el cable
Amparo sujetando el aire acondicionado por el cable

En España tenemos la insólita costumbre de ventilar las habitaciones cuando nos levantamos. Digo “insólita” porque en nuestro piso está prohibido. El cuarto que compartimos Ampa y yo tiene la típica calefacción de vapor y, pegado a la ventana, un aparato de aire acondicionado instalado al más puro estilo Pepe Gotera y Otilio. Con “pegado” quiero decir “pegado con cinta de precintar cutre”. No cinta americana, a lo McGyver -que habría tenido hasta su glamour- sino el clásico pedazo de tira marrón que sirve para cerrar cajas de cartón. Seguir leyendo «#MoodyoNYC: El aire acondicionado que quería volar»

De una cajera de banco y otros motivos para salir de Sevilla si emprendes en Internet

Emprender desde Sevilla es muy bonito. No voy a contar nada de esta ciudad porque quien la conoce y disfruta acaba volviendo; los otros ya viven en ella. Sin embargo, la ciudad carece de un ecosistema notable de emprendedores en el sector online. Hay empresas y personas que ya lo están haciendo, y eso es fenomenal. Casos como deMartina son referentes a nivel nacional. Pero no nos engañemos: es necesario salir con cierta periodicidad a Madrid o Barcelona para vender o mejorar tu trabajo. Seguir leyendo «De una cajera de banco y otros motivos para salir de Sevilla si emprendes en Internet»

Cómo hacer el vídeo de presentación de tu startup sin gastar demasiado

En Moodyo seguimos al pie de la letra el método “Lean Startup”. Curiosamente, lo hacemos sin saber que se llamaba así o que existía una guía para hacer las cosas de esta forma.

Por eso, hacemos una modificación, metemos analítica, trackeamos y tomamos decisiones en cuestión de pocos días. Y repetimos ese proceso con cada nueva opción, botón, diseño o estrategia. Así nació Twissues, que crece rápidamente y así nacerá pronto otra nueva startup orientada al mundo de la moda. Seguir leyendo «Cómo hacer el vídeo de presentación de tu startup sin gastar demasiado»

Moodyo en pocas palabras

La capacidad de síntesis es una virtud. Más aún cuando eres emprendedor. La atención de los satélites que se sitúan en torno a tu producto decrece de forma exponencial desde el primer segundo. Y eso es letal cuando esos satélites son inversores.

Ese fue uno de mis primeros errores. Hasta que empecé con Moodyo no había tenido problemas a la hora de definir mis proyectos en Internet. Mis pequeños éxitos se circunscriben al ámbito de las webs informativas. Todas ellas se definen con 5 o 6 palabras perfectamente.

Hay muchas opciones válidas a la hora de definir tu producto de cara al mercado al que quieres dirigirte. Una que me gusta mucho es coger un referente conocido por todos y utilizarlo como espejo con algunas modificaciones. ¡Ojo! Esto hay que hacerlo con mucho cuidado porque puedes resultar peligrosamente pretencioso. Seguir leyendo «Moodyo en pocas palabras»

La importancia de la música que se escucha en una ‘startup’

Desde muy pequeño todas mis historias tienen como fondo alguna banda sonora. Mi madre tenía un maravilloso equipo de música fabricado, componente a componente, por mi padre a principios de los 80. En él escuchaba Supertramp, Roberta Flack, Carly Simon, Michael Jackson y un largo etcétera de intérpretes y grupos que me hicieron amar este arte.

Me despierto cada mañana con una canción en la mente, tarareando tonadas de diversa índole y, en los ratos “libres”, toco la batería (bien) o la guitarra eléctrica (mal). Según Enrique Dubois, “casi todos los emprendedores son corredores o músicos”. Estoy de acuerdo. La mayoría de los que conozco hacen una cosa o la otra (o las dos).

La música juega un papel fundamental en los estados de ánimo. Las tribus ya conocían los efectos que provoca en el subconsciente determinado ritmo de bongos. La música ayuda a inducir con mayor velocidad estados de euforia, tranquilidad o tristeza. Por ello no hay un buen director de cine que renuncie a una gran banda sonora. John Williams, Ennio Morricone o Michael Giacchino han conseguido grabar en nuestras mentes maravillosas composiciones vinculadas a escenas históricas.

Por eso mi subscripción a Spotify es uno de mis mayores activos dentro de la oficina. El “garaje” de 3dsignia, donde nacieron Moodyo y Twissues, no tiene muros separadores. Sesenta metros cuadrados diáfanos con el techo alto y grandes ventanas a pie de calle. Por ello, cuando alguien pone música, todos debemos escucharla. El turno de DJ se respeta. Aunque, entre nosotros, me encanta ser el pinchadiscos.

Durante 2012, mientras desarrollamos Moodyo hemos escuchado mucha música de David Bowie, REM, Serena Ryder, Counting Crows, Rufus Wainwright, Tears for fears, Kaiser Chiefs, Weezer… Tenéis la lista aquí por si os queréis suscribir MoodyoDev 2012 (Sí, también hay algo español…).

A veces mantengo divertidas discusiones con otros compañeros que simpatizan con Melendi y otros tipos de música más dada a cualquier cosa menos a la creación de algo interesante (perdón a Melendi, porque como persona me cae genial desde que veo La Voz…). No creo que sea posible desarrollar una idea de forma decente escuchando un estribillo que dice “Esa Juana sin arco, ese Bill sin Gates…”, por ejemplo. De la misma forma tampoco creo que vaya bien poner un disco entero de un artista o grupo potente como Metallica, por mucha calidad que tengan sus álbumes. En el lado contrario, Enya gusta muchísimo un rato. Cuando llevas una hora escuchándola puedes haber dado con la cabeza en el teclado o estar a demasiados kilómetros -intelectualmente hablando- de tu mesa de trabajo.

En mi caso particular me gustan las listas balanceadas. Se trata de poner música que vaya produciendo distintos efectos en las personas que te rodean y en ti mismo.

Algunas tardes empezamos con Space Oddity (David Bowie), que tiene un arranque muy pausado y unos arreglos, nunca mejor dicho, estratosféricos. Para despegarnos las pestañas algunas mañanas y darle fuerza a la sonrisa con la que uno debe llegar a trabajar, ponemos muchas veces Good Morning Sunshine (versión Serena Ryder), un soplo de aire musical, con una instrumentación de fondo que puede teletransportarte a la playa incluso.

Los anuncios son una enorme fuente de sonidos que te ayudarán a crear buen ambiente. Meravigliosa Creatura, utilizada hace algunos años en un spot de Fiat, e interpretada por Gianna Nannini tiene una melodía dulce y un tono de voz que ayuda a mantener la concentración al mismo tiempo que provoca esa chispa de emoción que contribuye a ser más creativo. 

A media tarde recurro en ocasiones a cantautores y grupos españoles como Ismael Serrano, Tontxu o Vetusta Morla. No aconsejo una dosis de más de una canción de cada uno de ellos. Son muy buenos, pero pueden llegar a resultar excesivamente repetitivos por el tono con el que cantan y componen. 

Piezas de Björk, Madness, Red Hot Chili Peppers, Crash Test Dummies, Supergrass o The Police son casi obligadas. Las más conocidas ayudan a subir y bajar el ritmo medio de la sesión que hayas creado.

Finalmente, hay que meter de vez en cuando un poco de caña con la música actual. Ne-Yo, Rihanna, David Guetta, Kesha o, incluso, PSY con su Gangnam Style pueden venir muy bien a un volumen adecuado para provocar en el grupo un pequeño “subidón”. Recuérdalo: la música puede ayudar a modificar positivamente el ambiente de tu oficina. No renuncies a una herramienta tan barata y efectiva.

Mi primera ronda de inversión

Mi guitarra eléctricaHe cerrado la primera ronda de financiación para Moodyo después de muchos meses trabajando con mi equipo (no conozco al tuyo, pero el mío es increíble…). Varios planes de negocios, hojas de Excel interminables y diversas reuniones para conseguir fondos con los que poder sustentar el crecimiento de uno de mis principales proyectos.

Buscar inversión suena bien pero es un camino complicado en el que no solo se busca dinero. Por hacer un símil fácil de entender, convencer a tu primer inversor puede equivaler a convencer a un banco para que te dé una hipoteca sin trabajo porque acabas de finalizar tu carrera con un buen expediente académico.

Me alegro mucho de haber tenido que buscar inversión pasados los 30 años. Las “tablas” que uno tiene a esta edad son bien distintas a las que tienes cuando eres un joven con mucho empuje, pero con dificultad para encajar un “NO” inesperado. Seguramente, dentro de unos años será todavía mejor.

Tengo mucha suerte porque con Moodyo solo hemos tocado a dos o tres fuentes de capital y, al final, todos han entrado o han querido entrar. Un orgullo para mí que algunos de los principales business angels e inversores españoles hayan confiado en nosotros.

Es un tópico, pero no por ello deja de ser menos cierto: los inversores pondrán su dinero en ti y en tu equipo, no en tu empresa; tu ilusión, tu capacidad para hacer equipo, para motivar, para compartir y crear conocimiento, para sonreír ante un “no”… Al fin y al cabo tu empresa no deja de ser una idea prometedora. Y las ideas no son nada sin personas que las impulsen en todo momento con mucha fuerza.

Cuando comencé con Moodyo disponía de algunos ahorros -el pretérito imperfecto de indicativo NO es gratuito…- que eran insuficientes a medio plazo. Pero nunca pensé en que me iba a quedar sin dinero. Lo busqué donde pude, incluso para poder contratar ingenieros freelance que me ayudaron en fases importantes de la construcción de la plataforma. 

Siempre tuve la sensación de poder seguir adelante, durmiendo menos, soportando épocas de estrés, ansiedad y falta de sueño muy complicadas y estudiando mucho todas las noches antes de dormir. Como dice mi padre, “la informática caduca todas las tardes”. Todo, siempre, con el apoyo incondicional de Amparo, que se ha embarcado también en esta aventura convencida de que todo llegará a buen puerto. Ella es mi “angel”, sin el “business” delante.

He cerrado mi primera ronda de inversión y sigo sin tener dinero para mí. Es algo que sigue sin importarme. Hay personas que no creen en el emprendimiento sin un fin claramente lucrativo; yo pienso firmemente que sí existe ese perfil y que es el necesario para tener una verdadera mentalidad de startup. Necesitas que crezcan tus proyectos, que se hagan rentables y que la gente trabaje con ilusión.

Como veis, no obvio la rentabilidad. Es absurdo emprender sin querer generar algo muy rentable. Pero ya habrá tiempo para asegurar la cuenta corriente. Desde que me compré mi batería y mi mesa de mezclas -y me regalaron mi guitarra eléctrica…- hay pocas cosas nuevas materiales que me llamen realmente la atención.

Para esas cosas que aún me atraen, siempre me quedará Moodyo, donde podré añadir nuevos deseos y compartirlos con los demás. Cuando esos deseos sean pensamientos que tuitear, estará Twissues en un futuro, paliando el Alzheimer digital al que nos condena la gran cantidad de información que producimos a diario. Y en medio, de alguna manera, leyéndome, utilizando alguno de mis servicios, criticándome, ignorándome, apoyándome o embarcado en algún proyecto mío, estarás tú. Gracias.

Lo que nunca sale en los planes de negocios

No me gustan los planes de negocio. Es mejor dejarlo claro al principio para que nadie se lleve a engaño, y así puedan dejar de leer aquellos que piensen que una empresa no puede salir adelante sin 60 folios llenos de argumentos e hipótesis económicas.

No me gustan los planes de negocio porque me gusta más ver a las personas que hay detrás de ellos. Valores como la ilusión, la implicación, el brillo de los ojos al hablar de tu idea, las horas que dedicas a hacer deporte o cómo influye en ti que las acciones de Facebook se desplomen, nunca aparecerán en este tipo de documentos.

Pero no nos engañemos. Son necesarios. Sobre todo al principio. Sirven para analizar el mercado e intentar trazar una ruta que debe parecerse al camino que piensas iniciar. 

El plan de negocio de El Desmarque (www.eldesmarque.es) se hizo en una servilleta y se selló con 49 euros (lo que costaba pagar el primer mes de servidor). Hasta que no llevábamos 3 años no hubo ningún tipo de documento que indicara hacia dónde iba la empresa. Hoy tiene 43 redactores y sedes en Sevilla, Bilbao, Málaga, Huelva y Cádiz y sigue en expansión. Nunca vi una tabla de Excel cuando solicité a su equipo entrar en el accionariado. Ni me interesaba. Ni la tenían. Ni hacía falta. Vi a un equipo ilusionado, con gente joven y que se divertía haciendo un trabajo que, a veces, puede ser muy ingrato.

Sin darnos cuenta estábamos llevando a cabo eso que se llama el “Producto Mínimo Viable”: 6 amigos periodistas, uno de ellos con conocimientos de Internet, que instalan un gestor de contenido de código abierto y se lanzan con una página muy sencilla que informa de Betis, Sevilla y Cajasol. Como “extra”, una sección para lectores. Coste total para iniciar el experimento: 49 euros. Agosto de 2006. Y funcionó. A la semana cambiamos de servidor. A las 3 semanas hubo que migrar a un servidor dedicado. Desde entonces, no ha parado de crecer. Hoy tiene más de 80.000 lectores diarios.

Ni una sola empresa habría dado un préstamo o una inversión para aquel proyecto que, desde el año 1, comenzó a arrojar cierta rentabilidad. Dinero que se reinvirtió, y así continuamos, en eso que los profesionales llamarían “expansión”, “I+D+i”…y otros palabros que se pueden englobar dentro de “Avanzar”.

No había plan de negocio, los integrantes -con la excepción de quien suscribe, y que aún tenía, y tiene, un mundo por aprender…- no conocían mucho el sector online y todo era una aventura por descubrir. Pero, ¿cuál era el punto fuerte? Las ganas. Un intangible que vale oro.

Muchos de los grandes negocios que conozco han nacido y crecido así: una idea, un buen equipo, ilusión y una inversión mínima. Al contrario no funciona. Si tienes dinero y tienes que ponerte a hacer un equipo y buscar algo que funcione no lo tendrás fácil. ¿Twitter? Sí, es la excepción que confirma la regla. Evan Williams, Jack Dorsey y compañía tenían 5 millones de dólares, no sabían qué hacer con ese dinero en Odeo y se les acababa el tiempo. Pero ya venían de vender una plataforma de blogs a Google así que no eran, precisamente, novatos.

Los planes de negocios en Internet tienen como principal hándicap el factor “tiempo”. No han terminado de redactarse cuando ya son obsoletos. Twitter tiene 400 millones de usuarios…no, 500…no, 600… Y Facebook tiene 900 millones…no, 1.000 y vale en bolsa menos de la mitad de lo que valía cuando comenzó su IPO. Las cifras sobre previsiones de eCommerce a nivel global varían cada año. España estaba muy atrás en comercio online en Europa y ahora es el tercer país, a pesar (o gracias a) la crisis. Google saca Google+ sin avisar y siempre estará ahí para intentar hacer lo que tú haces mejor que tú, más rápido y gratis. ¿Alguno os atrevéis a decir si Facebook seguirá siendo la red social líder dentro de 2 años? Imaginad hacer un plan de negocios a 5 años contemplando a la red social de Zuckerberg como competidor o partner. ¿Y si Amazon es, en 5 años, competencia directa de Mercadona? Probablemente sea así.

«Ok, pero ¿habrá algo a lo que agarrarse?», es una pregunta clásica entre analistas económicos cuando se enfrentan a un plan de negocios para un proyecto online. Sí, el equipo, sus ganas y su capacidad para girar el timón a tiempo si hace falta. Lo demás es pura ciencia-ficción.

Evidentemente, hay planes de negocios que llegan a ser consistentes a base de dar mucho la lata, recortar, ampliar y conseguir situar tus objetivos en un camino relativamente “estable”.

En nuestro caso, redactar el plan de negocio de Moodyo Enterprises nos llevó 12 meses. Se hicieron varios borradores, 3 versiones “definitivas” y una última, estable, que sigue vigente tras varios meses. Pero costó, ¿eh? Cuando dos analistas que llevan muuuuuchos años haciendo este tipo de documentos (con bastante éxito, por cierto) se pusieron a ver las magnitudes se quedaron un poco “a cuadros”. Todo en Internet es desproporcionado cuando funciona bien. Intenta explicar que pasas de, por ejemplo, 30.000 a 11.000.000 de usuarios en menos de 2 años y que tus beneficios pueden superar los 50 millones de euros sin que todo el mundo te mire y te diga: “Vale, y ahora dejémonos de bromas” (No son los números de Moodyo, tranquilos…).

Así que tu primera tarea, si quieres convencer aunque sea a tu economista, es cargarte de argumentos (la historia de Facebook, Foursquare, Twitter y, por supuesto, otros más pequeños pero igualmente válidos como Tuenti o BuyVIP son un buen punto de partida) para poder sustentar tus hipótesis de crecimiento.

Y, ¿qué es lo que nunca saldrá en un plan de negocio? Muchas cosas. Casi todas relacionadas precisamente con la “gasolina” que hace triunfar las ideas. Tu capacidad para hacer frente a un contratiempo importante, tu voluntad y capacidad para seguir adelante -o, llegado el caso, abandonar a tiempo-, lo bueno o malo que eres para dirigir a un equipo de personas y motivarlos, el nivel de curiosidad que te lleva a ir por delante de los demás conociendo a esa pequeña startup rusa a la que, llegado el caso, podéis utilizar como partner, los “ases” en la manga (fundamental) que iluminan la cara de tus compañeros cuando todo parece torcerse… Podría seguir, pero creo que todos nos hacemos una idea.

Por eso no me gustan los planes de negocio. Los creo necesarios y sirven para aprender terminología y pautas que habrás de utilizar posteriormente en muchas ocasiones. Hay que saber hacer un balance o, al menos, interpretarlo correctamente. Es necesario conocer los costes salariales completos, la media salarial para cada categoría profesional, etcétera. Elaborar el DAFO (probablemente lo más interesante y donde más tiempo debes gastar…) es algo que te bajará al suelo en muchos casos, pero si no lo haces bien y dedicándole las horas necesarias, te encontrarás con que había varias “debilidades” y “amenazas” que no contemplaste.

Si algunos tenéis dudas al respecto de alguna idea o, en general, sobre cualquier aspecto relacionado con vuestra startup, podéis contactar conmigo en jpadilla@moodyo.com o, en Twitter, @elpady.